El mundo se divide en personas que chupan las cabezas de las gambas y en las que no lo hacen. Nosotras nos encontramos en el primer grupo. Somos defensoras a ultranza del chupeteo gambitero, ¡a succionar gambas se ha dicho! Sin embargo, tenemos discrepancias en cuanto al modo de degustar este maravilloso crustáceo.
Todo empezó esta Navidad, nos encontrábamos en la mesa la una frente a la otra; habían empezado a aterrizar las gambas en nuestros platos y nos pusimos manos a la obra. De repente, levantamos nuestras cabezas, nuestras miradas se cruzaron y nos quedamos atónitas.
¿Por qué una se comía las gambas con las manos cual hombre de Cromagnon y la otra utilizaba los cubiertos a lo Carmen Lomana?
Todo empezó esta Navidad, nos encontrábamos en la mesa la una frente a la otra; habían empezado a aterrizar las gambas en nuestros platos y nos pusimos manos a la obra. De repente, levantamos nuestras cabezas, nuestras miradas se cruzaron y nos quedamos atónitas.
¿Por qué una se comía las gambas con las manos cual hombre de Cromagnon y la otra utilizaba los cubiertos a lo Carmen Lomana?
A FAVOR DE LA GAMBA CROMAGNON
Sonia
Silvia
Chupar la cabezas de las gambas es una delicia. Sin embargo disfrutar de este manjar no implica lanzarse cual zombie hambriento a succionar masa encefálica como si no hubiera mañana. ¡No hay nada más desagradable que el olor a pescadería que se te queda después en las manos! no importa cuántas toallitas de limón uses. Además, reconozcámoslo, hay algunas situaciones en las que tenemos que contener al cromagnon que llevamos dentro y para mantener la elegancia no hay que renunciar al marisco, hay una alternativa: ¡come las gambas con cubiertos!. Primero trincha el cuerpo y secciona, cual cirujano en su tercer año de MIR, la cabeza y las patitas. Degusta el sabor de la carne jugosa justo ante de rebañar el interior de la cabeza con el cuchillo. El disfrute gambitero no está reñido con el glamour así que recuerda:
Be cute, use cutlery.
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