Pongámonos en antecedentes: hace un tiempo compré, por consejo de una amiga, una "Tarta de Chocolate instantánea" de una marca conocida. El paquete incluía los ingredientes secos del bizcocho de chocolate y un sobre con bolitas de chocolate de la misma marca para derretir y usar como cobertura. . Una vez hice el bizcocho (dicho sea de paso, no era nada del otro mundo) decidí dejarlo sin cobertura y guardar el sobrecito con las perlitas de chocolate para otra ocasión. Y ahí seguía cuando el otro día me acordé de ellos mientras hacía una tarta casera de chocolate...
La tarta tenía una base de bizcocho, el típico de yogur con la receta de los vasitos (ya sabeis, 2 huevos, 1 yogur y luego con el vasito del yogur 1 medida de aceite, 2 de azúcar y 3 de harina y 1/2 sobre de levadura y 1/2 de gasificante. Lo metemos en el horno a 200º y en media hora tenemos un bizcocho riquísimo para merendar). Recordé entonces el sobre de chocolate y decidí hacerle una cobertura. En el paquete se leída que el mismo podía fundir bien al baño maría bien al microondas y yo, por ahorrarme tiempo, elegí la segunda opción, ¡madre del amor hermoso! ¡en qué mala hora!
Coloqué las perlitas en un cuenco de cristal y programé el microondas unos 20 segundos. No había pasado ni cinco cuando empezaron a salir unos rayos violetas desde la pared del aparato hacia el chocolate que me dejaron patidifusa. Apagué inmediatamente y abrí la portezuela. La pestuncia a quemado era importante. Mientras abría las ventanas para eliminar las pruebas del delito puse en práctica el método científico y aislé las variables, bien el causante era el cuenco, bien lo era el chocolate. Pero primero había que comprobar que el microondas seguía vivo para lo cual llené un vaso con agua y lo accioné dejando un dedo sobre el botón de apagado, eso sí, protegida con mis manoplas de cocina. Nada. Agua calentita, ni un rayo ni medio. Pensando que probablemente el cuenco estaba pintado con pintura metálica cambié el chocolate a un vaso de cristal y repetí la operación. Rayos de nuevo, piernas para qué os quiero, ¡apaga! ¡ahora sí que me he cargado el microondas! Si el cuenco no era el causante, ¿podría serlo el chocolate?
La tarta tenía una base de bizcocho, el típico de yogur con la receta de los vasitos (ya sabeis, 2 huevos, 1 yogur y luego con el vasito del yogur 1 medida de aceite, 2 de azúcar y 3 de harina y 1/2 sobre de levadura y 1/2 de gasificante. Lo metemos en el horno a 200º y en media hora tenemos un bizcocho riquísimo para merendar). Recordé entonces el sobre de chocolate y decidí hacerle una cobertura. En el paquete se leída que el mismo podía fundir bien al baño maría bien al microondas y yo, por ahorrarme tiempo, elegí la segunda opción, ¡madre del amor hermoso! ¡en qué mala hora!
Coloqué las perlitas en un cuenco de cristal y programé el microondas unos 20 segundos. No había pasado ni cinco cuando empezaron a salir unos rayos violetas desde la pared del aparato hacia el chocolate que me dejaron patidifusa. Apagué inmediatamente y abrí la portezuela. La pestuncia a quemado era importante. Mientras abría las ventanas para eliminar las pruebas del delito puse en práctica el método científico y aislé las variables, bien el causante era el cuenco, bien lo era el chocolate. Pero primero había que comprobar que el microondas seguía vivo para lo cual llené un vaso con agua y lo accioné dejando un dedo sobre el botón de apagado, eso sí, protegida con mis manoplas de cocina. Nada. Agua calentita, ni un rayo ni medio. Pensando que probablemente el cuenco estaba pintado con pintura metálica cambié el chocolate a un vaso de cristal y repetí la operación. Rayos de nuevo, piernas para qué os quiero, ¡apaga! ¡ahora sí que me he cargado el microondas! Si el cuenco no era el causante, ¿podría serlo el chocolate?
Mientras derretía el dichoso chocolate al baño maría (ya no tenía ánimos para intentarlo con el micro por tercera vez) recordé un episodio de CSI en el que un tipo moría envenenado por metales pesados debido a su alta ingesta de chocolatinas Ciertamente el cacao puede ser susceptible de contener trazas de metales y por eso no conviene abusar de él, pero ¿podría ser esta la causa de la fiesta discotequera en mi cocina? o, tal vez al abrir el sobre una esquirla de aluminio cayó dentro del chocolate y fue eso lo que provocó el desaguisado? si fue así yo no lo vi. Me quedo con la duda, ¿os ha pasado alguna vez? en cualquier caso la tarta salió muy buena y el chocolate estaba de rechupete. ¡Misterios de la cocina!
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