¡Llorando estamos con la salida de
Top Chef de
Víctor Rodrigo! La verdad es que aunque no hemos publicado por falta de tiempo sí que hemos estado viendo absolutamente todos los programas. Y, claro está, que Víctor era uno de nuestros favoritos, junto con el polémico Carlos y el semifinalista David; casualidad que dos de ellos sean de la terreta como servidoras.
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Foto de www.samsha.es |
¿Por qué nos gustaba Víctor? Básicamente por su actitud ante los retos; veíamos una sonrisa, una cara de pillo, algo que nos transmitía que disfrutaba cocinando, que para él era un juego (en el mejor sentido de la palabra) y donde en otros cocineros veíamos caras de agobio, en él se reflejaba una cara de felicidad ante los desafíos, una pasión absoluta por la cocina. También veíamos creatividad, originalidad, colores... Un cocinero con alma de grafitero.
Da la casualidad de que nosotras habíamos incluido su restaurante
Samsha en el Tour gurmetero (que aún estamos en trámites de completar) antes de que Víctor saliera en
Top Chef y, por desgracia, todavía no hemos podido ir a probar sus platos. Así que desde el principio teníamos una predilección por que él llegara a la final.
Con una lagrimita en la cara nos despedimos de él, poniendo toda la carne en el asador en
David, nuestro pequeño
Ratotuille, del que esperamos que resulte ganador o ya nos tiramos dos semanas llorando otra pérdida y sintiendo una injusticia en nuestro corazoncito.
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Foto de abc.es |
No vamos a terminar la entrada sin hablar del polémico
Carlos. Tenemos que confesar que su rollo sincero y destroyer nos encantaba. Con Carlos no hay punto medio: o lo odias o lo amas. Sería el típico amigo que, aunque a veces se le va la cabeza y ves que no tiene razón en un montón de cosas, no puedes separarte de él y que te hagan gracia algunas de sus reacciones. Ni que decir de su cocina, una de las más atrevidas, originales y cañeras que han salido en esta temporada de Top Chef. Como cocinero no hay ningún pero y su salida también nos hirió, ya que nos parecía imposible que Carlos reflejara su cocina sin más ingredientes que los dispuestos para una cocina tradicional.
Sin más, nos despedimos y ¡larga vida a Ratatouille!